Cherven Briag, Bulgaria, 1957.
Artista búlgaro de amplia formación académica adquirida en escuelas de varios países europeos. Solakov inicia su trabajo artístico en los años ochenta desde una postura crítica hacia la sociedad búlgara represora en la que vive. Su obra se basa en resaltar las posibilidades poéticas del enigma que ocultan los problemas de la sociedad. Sus trabajos son escuetas narraciones, mezcla de dibujos y textos, que recogen muchas de las incógnitas que acucian al ser humano. La utilización de iconos, como símbolos que recuerdan a los de las técnicas de análisis psicológicos, reflejan una realidad desestructurada. Las reproducciones de pequeños personajes perdidos en la inmensidad del dibujo crean una corriente entre lo real y lo imaginario que deja al espectador dubitativo ante dibujos y textos que rozan el absurdo.
Solakov pinta desde una posición de marginalidad intrínseca motivada por su experiencia cuando su país estaba dentro de la órbita soviética. Esta vivencia negativa le permite realizar sus dibujos desde una perspectiva dual: entendiendo lo absurdo de la marginación y al mismo tiempo aprovechando las ventajas de la existencia humana al margen de la oficialidad. Por eso su obra transmite la sensación de que están hechos a voz de pronto, como los que se hacen cuando uno está dejando pasar el tiempo mientras espera algo: “siempre estamos esperando ser aceptados en alguna parte”, según él mismo escribe. El resultado de su obra se traduce en una amplia variedad: libros hechos a mano, pintura, dibujos, escultura.
Esta mezcla de narrativa y dibujo que compone su obra, evoca un poso de soledad. Sus imágenes retrotraen al espectador a una infancia imaginaria que habita en un mundo sin ideales, primitivo, donde la noche o el absurdo son los únicos ideales que le quedan al hombre sin rostro cuyo futuro inmediato es la desesperación. Solakov crea pensando en el individuo que está al margen de la vida real, en el hombre incompleto, desfigurado, sin rostro, en el hombre roto que, no obstante, aún mantiene la capacidad de recrearse en sus fantasías. “Su arte se compone de una mezcla de idiosincrasia de la ansiedad, del humor, de la obligación y de la crítica social”, escribe Kim Levin.
Envuelve su producción artística, en un mundo pleno de imaginación donde desarrolla historias y paisajes inverosímiles llenos de ensoñación y misterio. El escenario que el artista coloca ante el espectador es un conjunto de obras que, una vez dibujadas, escapan de su propio control dejando la interpretación de las mismas al criterio del público con el que crea una especie de juego adivinatorio que desborda sus expectativas. Rosa Martínez escribe que, “para Solakov lo que el espectador ve nunca es <solo lo que ve> sino un indicio que le transporta a asociaciones, evocaciones y fantasías múltiples”. Es la obra de un artista que trata de acercar la marginalidad intelectual al espectador en un diálogo cargado de fantasía y sueños oníricos donde el ser humano se precipita en un universo desconocido.
Vive y trabaja en Sofía.
Obras en la colección: