Sevilla, España, 1960.
Formado en la Facultad de Bellas Artes de Sevilla, Curro González a principio de los años ochenta manifiesta un progresivo interés por la narración y por cuestiones relacionadas con la problemática de la percepción visual. En estos años desarrolla un lenguaje pictórico independiente de un estilo artístico, en el que se hace cada vez más patente el papel del dibujo, mientras su obra irá adquiriendo un carácter más íntimo y poético. El sentido del humor y la ironía, así como la caricatura, el kistch, lo ornamental y la parodia, se convierten en recursos transmisores de contenido crítico. A partir de 1996, y hasta finales de los noventa, incorporará a su obra la preocupación por temas como la memoria y su relación con la filosofía hermética de Giordano Bruno. Estos trabajos abordan cuestiones del lenguaje y la comunicación. Se trata de obras influidas por el mundo barroco de la alegoría y la emblemática. Su técnica pictórica se va asentando en un empleo del color matizado y de acabado mate, que le permite un amplio campo de registros y la hace idónea para la realización de grandes formatos.
Desde sus inicios como pintor, la percepción visual y su interés por la imagen anamórfica se convierten en elementos habituales en su trabajo: juegos de perspectivas, deformaciones y aberraciones ópticas. Con ello, hace convivir en un mismo espacio pictórico imágenes contrapuestas que tan pronto dan cobijo al sensato mundo de los sueños como al de la más disparatada realidad. Entre trampantojos y engaños varios, en ese juego de lupas y espejos, Curro González proyecta una mirada surrealista de Chien Andalu.
De ese modo, en la obra El hombre que soñó que se caía de la cama (2006) de la Colección Inelcom, aquello que, en la superficie del lienzo se muestra reconocible y familiar para el espectador, en el fondo, no es más que una trampa para el ojo y un tormento para la mente. Conocedor de los trucos ópticos, como los pintores antiguos, y experto en las dolencias oftalmológicas, Curro González diagnostica estrabismos, miopías y tensiones oculares, como también reojos y guiños de toda especie. Con ello, a fuerza de mirar sus cuadros, el espectador va encontrando los correctivos que fijan una visión comprometida con la realidad. Diestro en estratagemas, componendas y transmutaciones, sobre el lienzo, Curro González vuelca un rico imaginario con el que examinar y dar cuenta de aquellos aspectos que, ocultos de la realidad, sustentan el mundo visible y sus convenciones.
González ha expuesto en el Centro de Arte Reina Sofía, en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, en el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga y en el Instituto Cervantes de Tokio. En 2013 ha disfrutado de una residencia en la Cité Internationale des Arts de París. Ha impartido clases en la segunda edición de las becas Sevilla es talento para ti.
Vive y trabaja en Sevilla.
Obras en la colección:
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