Lima, Perú, 1965.
Muchas de las pequeñas y grandes historias del mundo están ahí, impresas en papel, en periódicos, folletos de publicidad y libros, reposando en el olvido. Sobre esta premisa, Fernando Bryce rescata el pasado y lo actualiza, reinterpreta hechos y personas a través de un trabajo que él llama “el método del análisis mimético”. Método que consiste en retocar las imágenes, fotografías y dibujos de estos documentos para modificar los mensajes.
Bryce busca recortes de prensa, panfletos políticos, libros cuyas imágenes transmiten mensajes con plena vigencia en la sociedad actual y las modifica respetando siempre su contenido original. Elimina lo superfluo y mantiene lo sustancial, ”respeto los contenidos -precisa él mismo – por principio solo elimino algunas cosas como por ejemplo un edificio que está en una fotografía detrás de un retrato”. Su objetivo es modernizar los mensajes para denunciar las olvidadas consignas, los mitos y “las verdades” difundidas en el pasado. Propone una nueva lectura de la historia que el tiempo ha distorsionado y, al hacerlo, desenmascara la realidad cuyas imágenes duermen entre el silencio y el olvido. Tinta sobre papel para entablar diálogos entre diferentes contextos históricos. Mirada comparativa que obliga al espectador a afrontar el presente desde una visión particular del pasado.
Su trabajo no produce imágenes nuevas, sino que desnuda el pasado impreso en papel resaltando las ideas que a él le interesa transmitir, para que el espectador tenga una visión diferente a las pretensiones originales. Los dibujos de Bryce, en opinión de Helena Tatay, son “una herramienta útil para sacar de los archivos los documentos olvidados, conseguir llevarlos al terreno del arte, sacar a la luz intenciones de documentos oficiales que estaban ocultas y permitir una nueva lectura de esos textos”. Coloca ante el espectador imágenes de revoluciones, guerras, líderes políticos del pasado que él traduce en dibujos.
Bryce recupera imágenes y textos olvidados y los coloca en una permanente actualidad. Su metodología recuerda, en algunos aspectos, la obra de insignes artistas identificados en la corriente artística pop, como Warhol, aunque él va un paso más allá: Bryce no se limita a realizar simples reproducciones de imágenes ya existentes, sino que, a través de sencillos dibujos realizados en tinta china recrea esas imágenes imprimiéndoles el sentimiento y la calidez del compromiso político que alerta al espectador de que sólo tiene que mirar a su pasado para comprender que la manipulación del poder sigue vigente hoy.
Los dibujos de Bryce transmiten la filosofía de que la historia, conservada en documentos, no es una mera relación de hechos, por eso él incita al espectador a que haga suya una reinterpretación de esos acontecimientos para denunciar la falsa neutralidad de los mensajes que contienen. “El criterio de selección de los documentos varía, según la obra. La idea es rescatar lo más emblemático para ofrecer un panorama desde el cual sobresale por su propio peso la historia más marginada”, señala Bryce. Es un artista que se sirve de la propaganda popular para comunicar manipulaciones y falsedades que las generaciones han ido asumiendo inconscientes del engaño implícito que lleva el mensaje.
Bryce ha expuesto en importantes museos y colecciones particulares como el Kunstmuseum de Lucerna (Suiza), el Konstmuseet de Malmo (Suecia), la Fundación Tapies de Barcelona, etc. En 2012 el Museo de Arte de Lima - MALI y la Fundación Telefónica, con el apoyo de la Municipalidad Metropolitana de Lima, la Embajada de España, Marca País de PromPerú y el auspicio de Telefónica del Perú, presentaron la primera exposición antológica de Bryce realizada en el continente americano titulada “Dibujando la historia moderna”. La muestra en Lima continuó su itinerancia en México con la colaboración de la Universidad Nacional Autónoma de México, finalizando en Argentina gracias al apoyo de Malba – Fundación Costantini.
Esta muestra reúne por primera vez gran parte de las series de dibujos más ambiciosas del artista. Se incluyen 19 obras -conformadas por más de mil piezas-, realizadas entre 1997 y 2011, provenientes de colecciones públicas y privadas de Alemania, España, Estados Unidos, Perú y Suiza.
Vive y trabaja en Berlín y Lima.
Obras en la colección: