Washington DC, Estados Unidos, 1968.
La obra pictórica de Francis Ruyter se desarrolla de acuerdo a unas etapas teóricas: para empezar, fotografía paisajes corrientes, escenas de calle o incidentes que surgen en su día a día. Proyecta las diapositivas sobre grandes lienzos encuadradas de nuevo para poder extraer de ellas composiciones gráficas carentes de cualquier elemento narrativo. En la mayor parte de las veces, la conexión con el argumento es frontal mientras que líneas ultra simples organizan el fondo con una precisión bien definida. Como explica ella misma, realiza instintivamente la aplicación del color, el uso de una tinta acelera la selección de otra y así sucesivamente hasta que el lienzo queda saturado. Admite que sus elecciones cromáticas estresan inconscientemente potenciales puntos de vista que en cierto grado determinan la lectura de las obras por los espectadores.
“Color por zonas”, una expresión muy utilizada por los veteranos de la imprenta para describir un simple, incluso machacón, efecto: extender un bloque de color antes de añadir una silueta o un medio tono encima. La técnica es tan antigua como la pintura misma, pero en términos de su aplicación en la pintura del siglo XX entra en el reino de las bellas artes por cortesía de Andy Warhol. Por su experiencia previa como artista “comercial”, Warhol entendió que el color por zonas podía tener un lugar en el arte dentro del movimiento Pop Art.
Las pinturas de Francis Ruyter son deudoras de este artista en ese sentido, en especial de sus últimos retratos - como los de Mick Jagger y otros - los cuales nadan contra vibrantes y frecuentemente discordantes expansiones de zonas de color. De forma parecida, las pinturas de Ruyter, generalmente de gran formato, resultan ser auténticos continentes de tinta profunda, naranja intenso y verde amarillento restregándose uno contra otro en una versión de placas tectónicas.
En sus pinturas vemos referencias a lo genérico, lo que ha hecho su distintivo estilo tan reconocible. Aunque sea cuando pinta escenas de fiestas, maniquíes balanceándose por la pasarela o junglas tropicales, Ruyter, necesita documentar el mundo que la rodea en esa distancia media neutral donde el espectador está y no está, como un voyeur post moderno que está alrededor en cualquier momento y sitio. Esta es la postura de una artista original con un ojo agudo y una ventajosa posición distante.
Vive y trabaja en Nueva York y Viena.
Obras en la colección: